Hace 4 años me compré mi primera bicicleta de montaña. Todavía recuerdo la primera vez que me aventuré a ir hasta Puerto Real, a unos 10 kilómetros de casa, y que al subir el primer puente sentía como la gravedad arrastraba de mi culo cuesta abajo. Fue toda una proeza digna de los mejores libros de aventuras épicas, o al menos así lo percibí yo. En aquel instante me di cuenta de lo duro que es este deporte, el ciclismo. Y que si de verdad quería hacer rutas por la montaña, tenía que empezar a currármelo.

Primera salida de 40 kilómetros. Con mi amigo Raúl.
Pero insistí, porque ese deporte me había cautivado. Disfrutaba pasear en bici por el campo, a través de los pinares, en primavera. Poco a poco iba aumentando la distancia. Hoy 30 kilómetros. Mañana 40 kilómetros. Y a la siguiente semana ya llegaba hasta Medina Sidonia donde paraba a desayunar. ¿En serio? ¿Era capaz de ir en bicicleta hasta aquel pueblecito en lo alto de un monte que se veía a lo lejos desde la ventana de casa? Y no solo eso, sino que iba campo a través subiendo y bajando cuestas por carriles de arena. – Pues al final no se me da tan mal. Ya soy capaz de hacer lo que hacen la mayoría de ciclistas con los que me cruzo los domingos – decía.
Y al cabo de 4 meses, llega a mis manos un panfleto de la maratón MTB del Puerto de Santa María. Eran 70 kilómetros, pero también había una ruta corta de 50 kilómetros no competitiva para los no iniciados. – ¿70 kilómetros? Si soy capaz de hacer 60 kilómetros cuando salgo los domingos, ¿Qué puede salir mal? Yo voy a ir y a ver que tal. – Que inocente era. En el kilómetro 30 ya iba muerto. Esas cuestas tan empinadas arriba y abajo. – Estos ciclistas están locos ¿Cómo demonios bajan por aquí? -. Pero llegué a meta. Eso sí, por la ruta corta. Decir que disfruté sería mentir, porque me dolían hasta las pestañas. Los que habían ido por la ruta larga habían terminado horas antes que yo. Y justo cuando me estaba comiendo el almuerzo, tuve mi epifanía… me propuse entrenar y hacer lo mismo que aquellos locos, y locas.

Mi primera carrera después de unos meses de entrenamiento en serio. La maratón MTB de Rota de 2015.
Al siguiente día busqué un entrenador, Vicente. Empezamos desde cero, a crear una base y perder algunos kilitos, que por aquel entonces era una pequeña bola de sebo de 80 kilos. A los 2 o 3 meses, empezamos con un entrenamiento más específico, con series de fuerza y entrenamientos de técnica. Me lo tomé muy en serio. Empecé a cuidar un poco más la dieta. A informarme que comidas me beneficiaban más o menos. Y a los 5 meses después de entrenar con Vicente, empecé a competir. Era la temporada 2015.
La temporada 2015 empezó bien. Mi primera carrera en Rota acabé entre los 100 primeros. La HOLE también, entre los 100 primeros. Ese mismo año también me atreví con la ultra distancia, como la Huelva Extrema y la Legión 101 kilómetros, acabando también sobre el 120 y 200 en ambas carreras, y eso que en estas carreras participan más de mil personas. – Pues parece que el entrenamiento sirve de algo – pensaba.

Campeones por equipo mixto en la Vuelta Andalucía MTB 2016, con mi compañera Cristina Barberán.
Pues si con 5 meses de entrenamiento me veo ahí, ¿Cómo me veré el año que viene? – Así que empecé con otro entrenador, Cristóbal, más especializado en ciclismo y con el que continuo a día de hoy. En la temporada 2016 participé en la Vuelta a Andalucía MTB, terminando entre los 50 primeros de la general y campeones por equipo mixto con mi compañera Cristina Barberán, vigente campeona de España y Andalucía XCO. En la temporada 2017 participé en La Rioja Bike Race, en la que corrían los mejores ciclistas de mountain bike del panorama nacional, como Carlos Coloma, Francesc Guerra, Jose A. Hermida, Ibón Zugasti, Roberto Bou, Sandra Santayes, Claudia Galicia… y en cada etapa llegaba a meta a «solo» 30 – 40 minutos del primero. Etapas con puertos largos, bajadas muy técnicas por piedras, raíces, arena suelta… No está nada mal.
El 2018 también he empezado también a entrenar y competir en trail running. Ya ha corrido tres carreras de trail, siendo una de ellos el Ultra Trail Sierra de Bandoleros, que conseguí terminar en 21 horas. Motivaciones y retos no me faltan.

La Rioja Bike Race 2017
Pero a partir de aquí ya es difícil seguir mejorando, tal y como comento en otra de mis publicaciones. Hay que dar mucho para conseguir dar un pequeño pasito adelante. Aunque siempre hay algo que mejorar, y ya no solo en el entrenamiento, sino en la comida, el descanso, la planificación de las carreras y demás. Pero aunque cueste cada vez más mejorar, eso no quita que quiera seguir consiguiendo nuevos retos, como completar otras carreras de larga distancia con mayor dificultad y en nuevos destinos. Ya no solo en ciclismo de montaña, sino también en trail running. ¿Titan Desert? ¿Cape EPIC? ¿UTMB? Quizás algún día, no lo se. Pero si hay algo que me motiva a saco es saber que puedo hacerlas. Que no hace falta ser un super hombre, o super mujer, para enfrentarse a estas carreras y, además, terminarlas con buenos tiempos. Lo que hace falta es una motivación que te empuje a entrenar cada día, aunque no haya ganas. Lo que hace falta es una planificación adecuada del entrenamiento, y ser disciplinado. Lo que haca falta es querer hacerlo. Lo que hace falta es actitud. Y esto último es lo más importante, porque sin actitud te faltarán las ganas, fallarás en la planificación y no encontrarás una motivación que te empuje.
De ti depende. Así que empieza por mentalizarte de que tu también lo conseguirás.