Si miras atrás, toda tu vida ha pasado relativamente rápido. Cualquier evento importante de tu vida parece que ocurrió ayer. Y es que, a pesar de que el paso del tiempo es constante bajo la perspectiva de un ser humano, físicamente es relativo desde el punto de vista de otros observadores. No te preocupes que no voy a darte aquí una clase de la Teoría de la Relatividad General de Einstein, ni a hablar de los agujeros negros. Pero permíteme que aproveche esta publicación para recordar al Profesor Stephen Hawking, del que copio el título.
El tiempo es el mejor activo que tienes. Es lo más preciado. Es lo que te acompañará a lo largo de toda tu vida. Agotándose poco a poco. Tu línea temporal comienza cuando naces y termina cuando te mueres. Esto parece una obviedad, pero muchas personas no son conscientes de su naturaleza. Nuestro tiempo de vida es en realidad una cuenta hacia atrás, no hacia adelante. Es un reloj de arena, no un reloj suizo. Sabemos como fue el tiempo pasado, pero no el tiempo futuro. El tiempo pasado es irrevocable. No admite correcciones. Una vez que pasa, se habrá perdido para siempre. Y sobre el tiempo futuro sabemos muy poco. Es incierto. No sabemos siquiera cuanto nos queda.
Aquí podría incluir un ¡así que vive la vida como si no hubiera un mañana!, pero aunque esté de acuerdo con ese mantra, creo que es necesario matizarlo y completarlo. La proyección de tu vida no tiene que ser vivir al día sin pensar lo que pueda pasar mañana, ni tampoco dejar para mañana lo que puedes hacer hoy.

Foto de Jez Timms en Unsplash
Los proyectos a largo plazo han de ser los que inevitablemente tienen esa naturaleza, como comprarse una casa con una hipoteca o tener hijos. Pero nunca tirarse en paracaídas, o escalar el Everest. Esos son los proyectos que hay que hacer cuanto antes, a corto o medio plazo. La vida es muy puta y te va a poner un montón de piedras por el camino para que tengas que estar constantemente cambiando de rumbo, quitándote ideas de la cabeza. Desde enfermedades, a ocuparte el tiempo con otras obligaciones. Así que si ves una oportunidad de hacer algo, tienes que aprovecharla.
También puedes vivir sin proyectos a largo plazo. Vivir el presente. Pero a menos que tengas una forma de vida estable, creo que es un camino muy arriesgado.
Desde mi punto de vista, no se trata de vivir solo el presente, sino de darle más importancia a lo que vas a hacer hoy que a lo que vas a hacer mañana. Porque puede que ese mañana nunca llegue o, simplemente, no tenga nada bueno preparado para ti. Pero hay que planificar el futuro también. Ser previsor. Es lo que va a dar estabilidad a tu vida. Pero nunca, y reitero NUNCA, pienses que tu yo del futuro se va a encargar de cumplir esos deseos que ahora tienes. Porque nadie, ni tu, ni yo, sabe si su yo del futuro tendrá la capacidad, la energía, la motivación, la economía o el tiempo para poder cumplir esos deseos. Es más, ni siquiera sabe si ese yo del futuro existe.