Hace tres meses escribía la última entrada en este blog, que escribía desmotivado sobre si merece la pena tanto sacrificio y dedicación al deporte y, en general, a la divulgación de contenido. Después de unas semanas de bajón, volvía a encontrar la ilusión para ponerme otra vez a planificar y entrenar de cara a los siguientes objetivos de la temporada. ¿Y por qué os cuento esto de entrada? Pues porque las tornas se han cambiado, y ahora mismo estamos justamente en el extremo opuesto a la triste etapa post Cien Millas Sierras del Bandolero.
Aunque no os conté en este blog del éxito en el Trail de Grazalema (10º de la general y 3º de la categoría), si que lo hice a través de mi canal de YouTube. Y a este éxito, se suma ahora el del segundo gran objetivo de la temporada, el Ultra Trail Bosques del Sur.
El pasado 24 de Mayo llegué a Cazorla con muchas ganas de disputar esta carrera. Me acompañaban mis padres, mi mujer, y nuestros dos bebés. Al igual que en el Trail de Grazalema, iba con la principal intención de pasarlo bien y, si mis cálculos no me fallaban, terminar la carrera en unas 13 o 14 horas. Un objetivo, en principio, ambicioso. Pero es para lo que había estado entrenando tantos meses y, en especial, las últimas 10 semanas.
Equipamiento
En esta carrera, al ser la mayor parte durante la noche, ningún familiar me iba a acompañar en los puntos de avituallamiento. Así que tuve que tirar de chaleco de unos 5 litros de capacidad más la bolsa de vida en el kilómetro 62. Puesto en la salida, llevaba el siguiente equipamiento:
- Camiseta técnica del equipo
- Pantalón malla corto de Wong
- Zapatillas Salomon Ultra Pro
- Reloj Suunto Spartan Ultra
- Manguitos
- Buff Tailwind
- Frontal Petzl Reactik+
- Calcetines técnicos Kalenji
En el chaleco portaba lo siguiente:
- Chaleco Lurbel Kylie Pro
- Pantalón malla pirata de Lurbel (obligatorio, aunque corrí con una malla más corta)
- Membrana Salomon Bonatti Pro
- 2 x Softflask 500ml cargados de Tailwind
- 6 x stick de Tailwind
- Batería de recambio para el frontal
- GoPro Hero 7 Black + batería
- Silbato de emergencia
- Minikit para curar las ampollas
Y finalmente, en la bolsa de vida, todo lo siguiente:
- Camiseta técnica
- Calzonas cortas
- Zapatillas Salomon S/Lab Sense Ultra 2
- 6 x stick de Tailwind
- Softflask 500ml de Tailwind
- Kit primeros auxilios
Desarrollo de la carrera
Salida a las 00:00 del día 25 de Mayo. Me coloco en la primera línea del cajón para no tener mucho tráfico en los tramos de sendero de la primera subida al Gilillo. Después del neutralizado, por cierto espectacular, por el centro del pueblo, empieza la fiesta con una subida de 9km al Gilillo, acumulando casi +1000m de un atacada. Me encontraba con ganas y tiré fuerte en la subida, coronando el 5º de la general. La bajada también fue muy rápida, sin perder posiciones.
Al llegar al segundo avituallamiento empecé a encontrarme un poco mal, con algunas molestias en el estómago. Seguramente digiriendo la cena que, aunque fue a base de pasta, pavo y tomate, los nervios no me ayudarían a digerirla muy bien. Así que bajé un poco el ritmo sobre el kilómetro 18 y cambié la estrategia de carrera. Básicamente, mantener posiciones hasta llegar al avituallamiento del Rio Borosa, en el kilómetro 62. Para entonces ya sería de día, soltaría lastre en la bolsa de vida y evaluaría la situación de las piernas para afrontar los últimos 40km.
Pero a medida que avanzaba me iba encontrando mejor, muy fuerte en las subidas como es habitual, pero también en las bajadas. Del kilómetro 45 al 60 había tramos con pendiente descendente en los que rodaba a 4′ 20″ / km. Iba pletórico. En mi salsa.
Es una pena que hasta las 6:15 de la mañana, empezando la bajada del Rio Borosa, no empecé a disfrutar del paisaje. Pero a partir de ahí, con casi 60 kilómetros en las piernas, empecé a motivarme mucho más con la espectacularidad del sitio. Si no habéis estado en la ruta del Rio Borosa, os la recomiendo encarecidamente.
Llegué al avituallamiento del Rio Borosa en el kilómetro 62, en 7h 14′ yendo el 16 de la general. Allí solté un poco de lastre que llevaba en el chaleco, cargué varios sobres de Tailwind, me comí un plato de pasta y salí zumbando antes de que las piernas se enfriaran… Y aquí empezó el calvario. Con 40 kilómetros por delante, la rodilla derecha empezó a dolerme. No tenía problema en las subidas y corriendo por pista, pero en las bajadas, sobre todo las técnicas, sufría muchísimo. Estos 40 kilómetros eran mucho más técnicos de lo que yo pensaba.
A pesar de no ir fino, no perdí ninguna posición en los últimos 40km y pude cruzar el arco de meta en 13h 11′, quedando el 16º de la general y 4º de mi categoría. Objetivo cumplido, y subidón de autoestima con la posición obtenida.
Nutrición en carrera
Durante 13 horas me bebí 13 softflask de 500ml con un sobre Tailwind (54g) cada uno. Un total de 6,5 litros y 702 gramos del producto, de los cuales 650 gramos eran hidratos de carbono y el resto sales y cafeína. Obtuve con esto un aporte calórico total y sostenido de 2600 calorías.
En los avituallamientos solo comía fruta (sandía, plátanos y naranjas) y en los últimos 3 avituallamientos algún trozo de pan con mermelada.
Por último, en el kilómetro 62, avituallamiento del Rio Borosa, comí un poco de pasta con nueces y pavo. Pero no abusé mucho.
En total calculo que consumí 6,5 litros de agua y unas 3000 y pico calorías durante las 13 horas que estuve corriendo.
Sobre la carrera
Quitando la pena de no disfrutar de más de la mitad de los paisajes por ser de noche, es una carrera muy completa.
De entrada, acumula más de +5000m, de los cuales la mitad se hacen en los últimos 40 kilómetros. La primera subida al Gilillo ayuda a estirar el grupo, pero si no se llega en buena posición se corre el riesgo de pillar tráfico. La segunda subida termina por poner a los corredores en su sitio. Y la subida desde Arroyo Frio pone a más de uno en la estacada.
Hay bajadas, largas, y otras muy largas. Bajadas técnicas, como la primera parte del Rio Borosa, y muy técnicas como los últimos kilómetros antes de llegar a La Iruela. Los primeros 60 kilómetros discurren por terreno mucho más amable, menos rotos y más corribles. Las bajadas son rápidas, a pesar de ser de noche.
Los avituallamientos correctos, con muchas opciones. Aunque yo solo tiraba de fruta y pan con mermelada en los 3 últimos. Pero según cuentan los que iban en la cola de la carrera, también se encontraban bastante comida en ellos. La distancia entre los avituallamientos también perfecta. En mi caso entre una hora u hora y media de separación. Y por último, los voluntarios de los avituallamientos muy atentos y serviciales. Se agradece, sobre todo cuando uno ya llega muy cansado.
Por otro lado, es un detalle llevar un dispositivo GPS para que los familiares te puedan seguir en vivo durante toda la carrera, y no únicamente cuando pasas por los puntos de control.
En general, la carrera está cuidada al más mínimo detalle. No se si repetiré el año que viene, pero sin duda la tendré marcada en el calendario.